miércoles, 15 de abril de 2009

De Político En Campaña A Estadista.





Un político en campaña es alguien que corre incesantemente. Y con mucha rapidez.
Hacia cualquier parte.
La dirección y el sentido no interesan, son accesorios. Lo que importa es mostrarse, estar ahí, en distintos puntos, en muchos puntos. Ojalá en todos. Recorrer cada pliegue del territorio y recordar luego, durante un día o dos tal vez, las particularidades propias de la región visitada. Esto suele ser muy útil, ya que permite relatar en el pueblo Z, la profunda y esclarecedora experiencia que le significó conocer la calle central, la Oficina Consistorial y los pantagruélicos comedores del Club Social del pueblo Y.
Como es lógico, después de varios centenares de localidades, villorrios y poblados visitados, miles de discursos repetidos y millones de promesas formuladas y perjuradas al mismo tiempo y por el mismo acto, comienzan a trabajar los mecanismos de defensa naturales del político en campaña - humano, a fin de cuentas - y se inicia el proceso curativo del olvido. Este proceso va en franco crecimiento a medida que se aproxima al sillón presidencial. Si consigue sentarse ahí, el proceso se consuma. Sólo recordará fugazmente y con nostalgia los comedores de todos los clubes visitados; muy vagamente los aburridos discursos y nada, absolutamente nada de todas y cada una de las promesas de su campaña. En ese momento nuestro político ha curado totalmente. Ha dejado de ser un político en campaña.
Ya es un Gobernante.
A partir de ese feliz momento (para él y sus esperanzados acólitos), comienza el desarrollo del plan organizado e instituido para inscribir su nombre entre aquellos escasos iluminados que han transitado de simples gobernantes a preclaros Estadistas.
El plan es perfecto. Su simpleza lo demuestra.
Sólo consta de tres principios fundamentales, que deben cumplirse. Y sólo los dos primeros revisten un grado de dificultad para nuestro gobernante.

El primero de ellos consiste en mostrarse poco o casi nada. ( Dentro de su país ¡qué duda cabe! Afuera es otra cosa ). Difícil tarea para quien ha hecho de la exposición pública una forma de vida. Pero el fin perseguido justifica cualquier sacrificio, por duro que éste sea. "El hombre superior no contiende, así nadie puede contender con él". Sabia máxima extraída de la milenaria sabiduría oriental y adaptada a nuestra realidad por su propio equipo creativo. De esta manera nuestro gobernante comienza su lento ascenso hacia las altas cumbres donde moran los Estadistas.

El segundo principio es tan duro como el primero.
Debe hablar poco.
Parece imposible. Pero si pensamos en lo que reditúa tal actitud, podemos entender su significado oculto."Quien poco habla, poco yerra". Y nuestros gobernantes ya nos han demostrado por lo alto y por lo ancho, su descomunal apetito por la expresión oral. Para la expresión escrita suelen usar los servicios de asesores mejor dotados para tal efecto. Así, con leer medianamente bien, basta. Pero el decir y desdecir, las precisiones, enmendaduras, el talento infinito para volver complejo lo simple, constituye mérito personal, propio e indivisible, del gobernante en cuestión. Errar es humano. Por cierto, así es como hemos conocido en carne propia la enorme capacidad humana de nuestros mandatarios.

Y, por último, el tercer principio.
Simple. Lisa y llanamente, no pensar.
Vaciar en su totalidad la mente y prepararla para la revelación que la divinidad le hará llegar en algún momento.
Como podemos advertir, esto resulta sumamente fácil. Nuestra clase política - casi sin excepciones - ya se encuentra ampliamente preparada para cumplir este precepto. Podemos comprobarlo sin lugar a dudas, cada vez que alguno de nuestros representantes opina, dictamina o pontifica acerca de cualquier materia.
El vacío es absoluto.

Y es así, como nuestros gobernantes gobiernan.
Si no están cuando los necesitamos, no los vemos ni menos los escuchamos y eso nos induce a creer que no nos oyen, que no piensan o no sienten, no nos llamemos a engaño. Ellos están ahí, en algún lugar del universo, velando. Siempre atentos a proteger nuestros intereses macroeconómicos. Parece que no estuvieran, pero están. Iniciándose. Construyendo el camino, puliendo la piedra bruta, para transitar de Gobernantes a Estadistas.



(Extracto de Cuadernos De La Vida Política)

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