sábado, 23 de mayo de 2009

Palabras a Benedetti.





Mario Benedetti ya no escribe más.
Se ha retirado definitivamente.
Lo extrañaremos mucho. Muchísimo.
Las voces lúcidas, inteligentes y claras, no abundan en esta América nuestra, que a veces parece mirar más hacia el exterior que hacia sus propias raíces. Benedetti, como otros escasos hombres despiertos en un continente que parece dormido, escribió para quienes no podían leerlo. Porque nunca supieron hacerlo o no podían comprar un libro. Para los desposeídos de todo, de la cultura, de las artes, de las oportunidades y de la vida en general. Aquellos que no tienen, jamás tuvieron y tampoco tendrán. Pero que son. Y son millones. Y que, inexplicablemente, conocen parte de su obra y forman parte de ella. Se reconocen en los escritos de un intelectual como pocos. Un artista que plasmó su obra en este mestizaje que nos hermana, para mostrarla al mundo y de paso darle universalidad a este trozo de tierra en el que vivimos y morimos.
Y se lo agradecemos.
Desde siempre y para siempre.
Porque esa es la labor del intelectual, del artista. Expresar su reconocimiento o su reprobación frente a los acontecimientos de la época en que le tocó vivir.
Ser la voz de los que no la tienen y ser un verdadero testigo de su tiempo.


Desde acá, nuestro saludo y reconocimiento para ti, maestro.
Sabemos que nos escucharás.
Porque los hombres como tú, nunca mueren.
Sólo cierran los ojos...y viven por siempre en la memoria de su pueblo.

viernes, 22 de mayo de 2009

Muñeca Brava.




Cerré los ojos y giré la llave de encendido. Los latidos del motor se confundieron con los de mi corazón, que golpeaba con fuerza.

El cuerpo de gata se arqueó sobre la ventanilla y los insolentes mechones rubios cayeron sobre su pecho.
¿Es en serio? Moduló lenta y tibiamente. Sentí su aliento cálido en mi oído. Un escalofrío me recorrió y no pude evitar pisar el acelerador. Los 207 caballos del motor o los pocos que quedaban vivos en realidad, se encabritaron y traspasaron su endemoniada vibración a la carrocería. Mis manos temblaron apoyadas en el volante.
¡Nada es lo que era! Pensé, mientras el asmático motor volvía a la calma.
Y la miré a los ojos en el mismo momento en que de sus ojos abiertos caía una lágrima que rodaba por su mejilla y resbalaba por las profundidades de su escote, para perderse quién sabe dónde.
¡No puedes irte! Volverás. Y me reiré en tu cara. No te lo perdonaré jamás, aunque te arrastres.
Ya no era la voz pastosa de siempre. Ahora tenía una inflexión distinta, una dureza de piedra, desconocida.
El olor de su cuerpo me envolvió como una serpiente.
Y vi por primera vez las nubes en la frente de aquel rostro, casi perfecto. Y la profundidad insondable de sus ojos felinos.
Una punzada en el costado me sacó del marasmo que me producía el sólo mirarla y al apoyar mi mano en el lugar donde sentí aquel repentino dolor, pude palpar el vacío mortal de mi billetera.
Eso terminó de decidirme.
Miré sus labios entreabiertos y la tentadora promesa de su carne generosa, ya casi con nostalgia.
Y partí.
El sol brillaba y la carretera se abría ante mí.
Me sentí seguro.
Con la seguridad absoluta del que no sabe adónde va.





(Fragmento De Tangos Para Una Despedida)

sábado, 9 de mayo de 2009

Fumar.....¿será un placer?....



Dejo de escribir y enciendo un cigarrillo. Le doy una larga pitada y mientras observo el humo que sube, M..... se asoma a la puerta y desde allá, afirmada en el marco, me dice: puedo entender y aceptar tus malas costumbres...pero aunque soy cómplice de algunas de ellas...ésta no podré entenderla jamás.

Sonrío y fumo, mientras pienso en su complicidad. Y en mis malas costumbres.

¿Sabes tú qué hay detrás del cigarrillo? Interroga suavemente, mientras me mira con algo de burla en sus ojos negros y unas pequeñas arrugas se forman en las comisuras de sus labios.

Pienso en los grandes negocios de las compañías tabacaleras, el manejo publicitario, los intereses creados detrás de todo eso, la amenaza del cáncer. Apago el cigarrillo, la miro y veo una luz irónica brillar en sus pupilas.

No pienses tanto, me dice -y ahora la chispa de ironía resuena en su voz- detrás del cigarrillo...sólo hay un estúpido.



jueves, 7 de mayo de 2009

Dejar de beber es fácil.






Yo, por ejemplo, he dejado de hacerlo montones de veces.


viernes, 1 de mayo de 2009

Solografías.




Hay palabras que son bellas.

Poseen brillo, color, sonoridad, melodía.
Algunas, a veces, duelen. Son palabras necesarias.
Otras tienen un aroma de sándalo y hierbabuena. Entregan sabor y olor.

Pero hay otras.

Las que parecen cantar aún antes de escribirlas. Tienen magia, vuelo propio.
Son aquellas que ofrecemos a quien las quiera tomar.
Desde nuestro corazón hacia un corazón cualquiera, que esté dispuesto a escuchar.
Abren sendas, crean lazos.
Sencillas y poderosas, como un mensaje de amor.
Cambian a quien las recibe. Transforman a quien las da.

Palabras, razón de vida; sólo si son verdad.