Hay palabras que son bellas.
Poseen brillo, color, sonoridad, melodía.
Algunas, a veces, duelen. Son palabras necesarias.
Otras tienen un aroma de sándalo y hierbabuena. Entregan sabor y olor.
Pero hay otras.
Las que parecen cantar aún antes de escribirlas. Tienen magia, vuelo propio.
Son aquellas que ofrecemos a quien las quiera tomar.
Desde nuestro corazón hacia un corazón cualquiera, que esté dispuesto a escuchar.
Abren sendas, crean lazos.
Sencillas y poderosas, como un mensaje de amor.
Cambian a quien las recibe. Transforman a quien las da.
Palabras, razón de vida; sólo si son verdad.
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